Obscurum per obscurius, ignotum per ignotius
El silencio y el retiro es el destino filosófico más coherente.
Casi todo lo que no es tópico, estereotipo, lugar común, eufemismo o insulto suena a pedantería. Prueben en cualquier taberna.
Cómo distinguir entre objetividad y subjetividad. Yo conozco alguna manera, pero ninguna racional.
Por fin me he dado cuenta de que es imposible defecar absolutos alimentándome de pensamientos.
A veces es conveniente disfrutar de la literalidad.
Soy un pesimista esperanzado, un pesimista del más acá y un optimista del más allá: el misterio es para mí una buena noticia.
La contemplación es la única ocupación adecuada al hombre digno. La acción, solo si es contemplativa. El resto es confusión y pérdida de papeles.
La autoayuda convirtió el "nosce te ipsum" en una píldora que, presuntuosamente, insuflaba una fuerza divina: si quieres, puedes. En realidad, lo que quería decir es que, cuidado, solo eres un hombre.
Estos aforismos forman lo poco que voy pudiendo rescatar de mis sueños retóricos.
Yo entiendo a todo el mundo hasta que los oigo hablar.
Una carcajada es el aforismo más sincero.
El escepticismo no quiere negarlo todo, solo quiere que se defienda lo defendible, pues lo indefendible ya se anula a sí mismo.
Confórmate con ser fiel a tu propia máscara.
La lucidez consiste en aprender a desconfiar de uno mismo.
Aseguran que mi principal defecto es creerme más inteligente de lo que soy. ¿Me has comprendido?
No.
¿Quieres que te lo vuelva a explicar?
¿El qué?
Me pasó el día pensando en Platón, Cioran o Papini, deleitándome con Debussy y Takemitsu, y ellos no hacen más que hablarme como Belén Esteban.
Vivo una vida onírica mucho más interesante que la real, si descartamos las actividades intelectuales. Podría decir que prefiero vivir en sueños y pensar despierto.
El cinismo es comportarse en sociedad como sí el yo fuese igual al vosotros.
Cursi es el hipócrita que confunde lo ético con un mal gusto empalagoso.
Toda filosofía comienza con un sofisma. Los más votados van formando el sentido común; la competencia entre sofistas, la filosofía académica.
Estoy en casa oyendo a Takemitsu, Debussy, Penderecki, Ligeti, Messiaen. Leyendo mis libros, Papini, Hesse, Zweig, Camus. Escribiendo. Pienso en los demás de manera amable. Filantropía. Salgo a la calle. Me encuentro a la gente. Si no los oigo hablar nada ocurre. Intento pasar desapercibido. Oteo en la distancia la presencia de alguien conocido. Intento escabullirme. Cambio de acera. Simulo que hablo por el móvil. Hago como que no le veo. Me pilla. Intercambio de palabrería fútil, tópicos, chistes sin gracia. Desagrado. Misantropía. (Esto me ocurre exactamente igual cuando veo un telediario o un par de anuncios seguidos. No soy dueño de mis actos malvados entonces).
Filosofar es intentar completar un puzle hecho de piezas religiosas.
El cogito es el inicio intuitivo, evidente, religioso, místico. A partir de ahí comienza la filosofía, utilizando nuevos "a priori" y "a posteriori" religiosos. Sólo su ensamblaje manual parece racional y voluntario.
El escepticismo es la base sólida de la religión, como superación irracional del abismo nihilista. Si todo es relativo, las ideas tan solo son motas de polvo que deambulan sin ninguna referencia, sin ningún centro de gravedad, sin absoluto. Luego no es cierto que la vida sea el bien supremo. Sería terrible actuar en contra del sentido de la libertad. Esperamos pacientemente que nos digan de dónde surge la autonomía moral del ateo.
Ya Nietzsche nos dijo que el hombre busca la omnipotencia, la máxima potencialidad, la infinitud. De ahí el progreso, el crecimiento personal, la ética, el arte, lo bello, la religión. Ideas que nacen del puro deseo, del simple querer volver a la divinidad. Los ateos y agnósticos se quedan a medio camino. Algunas personas religiosas creen que la muerte es una mera pero atractiva posibilidad.
Todos los hombres buscan cambiar su estado de conciencia: el alcohol, el resto de drogas, los viajes, los deportes de aventura, la lectura, la meditación, el arte, el afán de poder. Es lógico, a partir de ese estado se construye un mundo.
Me gustan los pesimistas. ¿Deberían gustarme los optimistas? No lo creo, he aprendido que cuando el hombre intenta ocultar su cinismo connatural se transforma en cursi, y eso es ya para mi insoportable.
Tengo la intuición de que el pesimismo es bueno para la salud; piensas tanto en el fracaso que cuando llega nos encontramos tan cómodos en él como en casa. Los optimistas, en cambio, creen estar tan cerca de una felicidad que siempre les rehuye, que acaban agotados y frustrados.
Las fachadas edénicas enmascaran un infierno llamado éxito.
En lo único en que soy optimista es en mi aprehensión del misterio. Me diferencio de los nihilistas en que donde yo veo misterio ellos ven la nada.
Si no hubiera más Dios que la esperanza, ya valdría la pena haber confiado toda tu vida en el "bloque intacto" taoísta, en la potencialidad pura de lo Verdadero, Bueno y Bello.
Me gusta el arte siempre que me haga sentir cercano al límite potencial puro.
La mirada perdida e inmóvil evidenciaba la renuncia casi total a la realidad exterior.
Toda pregunta encierra en sí misma una duda que es, a su vez, respuesta incompleta.
Eres un hombre, noto tu disfraz. Su fueras un demonio, no me habría dado cuenta.
Hay que estar un poco loco para dar órdenes.
No me gustan las buenas personas; aún menos las otras.
Todo el mundo odia los prejuicios, en especial si no son suyos. En realidad, sin prejuicios no podríamos entender nada. Esto me lleva a pensar que el odio a los prejuicios es un asqueroso prejuicio.
Debes trabajar duro, muy duro. Así, cuando llegue el viernes, podrás malgastar tu esfuerzo en un ocio esperpéntico.
El suicida dice que este mundo no tiene sentido, pero cree religiosamente en que sí tiene salida.
El nihilismo solo es posible en los hombres religiosos, aquellos que han sido defraudados por Dios. Ahora lo ignoran con un gesto displicente, incapaces de reconocer que, en realidad, le echan de menos.
Antes era la iglesia quien dictaba la moral. Hemos progresado mucho, ahora es la publicidad.
Hoy la salud y la estética han reemplazado a la salvación y a la ética.
El problema del comunismo es que los hombres no están a su altura.
Leo a Camus. ¿Por qué no nos suicidamos? Me apetece un helado.
Oscilo entre la desesperación y la esperanza. De momento, gana la segunda.
La tele basura funciona porque el mal ejemplo ajeno genera buena conciencia y sentimiento de superioridad.
El mito es aquello que se cree de tal manera que no se cree que se cree. El logos no mató al mito, solo lo ocultó con una montaña de excusas.
Conócete a ti mismo y asústate. Si los clásicos sirven para entender quiénes somos se ha verificado su fracaso. Me conformo con que terminan relegando a las noticias de actualidad a mero ruido de fondo, basta con leer las portadas atrasadas de los periódicos.
Toda aventura mantiene viva una esperanza. Desde la Odisea a El Señor de los Anillos. Un esperanzado regreso, donde el hogar es el Sentido de la vida, el Edén, Ítaca, La Comarca... Otra cuestión es cuando el héroe llega al hogar y, a los pocos días, es invadido por el hastío. Este es el verdadero problema existencial. Ser es tener voluntad, deseos, querer. Para el hastiado la vida no es vida, carece de voluntad, de Ser, ha sido abandonado por la cosa en sí, y sólo aprecia fenómenos huecos y vacíos. Hay quien prefiere la vida a la Verdad. ¿No es lo mismo? ¿Por qué la sospecha siempre cree que gana cuando es la eterna derrotada?
Qué facilidad tiene la costumbre para convertir el misterio en trivialidad.
Una mente y una memoria sirven para crear un mundo.
La objetividad es el símbolo de una creencia arrogante que se ve a sí misma como certeza.
Dice Pessoa que ser comprendido es prostituirse. Quizás quiso decir que hacer esfuerzos para ser comprendido y aceptado es prostitución.
Una vida inmersa en el dolor y en el sufrimiento siempre es heroica. Una vida rodeada de alegría y dicha siempre es ridícula y trivial.
La buena poesía surge de la incongruencia.
Los hombres observan sin dificultad los límites de su conocimiento y asumen con mucha soltura el dicho socrático "solo sé que no sé nada". Pero lo que difícilmente soportan es el "no deseo, nada quiero", esa ausencia de fines, de amor, de voluntad que surge con el hastío. Es por tanto mucho más importante querer que conocer.
El fracaso solo existe para aquel que conoce el sentido de la vida. Los nihilistas, si son sinceros, poseen un secreto primordial.
La solución de los positivistas es muy simple: debemos dividir el mundo en dos partes, aquello que podemos decir de él con toda claridad, y el resto, con respecto a lo cual lo mejor que podemos hacer es no decir nada. ¿Pero, puede acaso nadie concebir una filosofía más inútil, cuando vemos que lo que podemos afirmar con claridad es poco menos que nada? Si tuviéramos que dejar de lado todo lo que no está claro, muy probablemente nos veríamos reducidos a una serie de tautologías triviales desprovistas completamente de interés. Heisenberg.
Cuando me presentaron a aquel hombrecillo enseguida me espetó: "Desconócete a ti mismo y evitarás el tedio". Y acto seguido: "Desconoce a los hombres y así tendrás esperanza". Lo único que me atreví a decirle fue: "Encantado de desconocerte". Después me fui a mi casa ligeramente inquieto.
Soy una persona tan normal, tan normal que cuando me veo en el espejo no soy capaz de reconocerme, al no encontrar elemento distintivo alguno. Los demás sí me reconocen, pero es por su anormalidad, no por la mía.
La democracia, el más alto eufemismo político, o como gestionar las relaciones entre las masas y el poder sin que se note demasiado la relación de dominio.
La materia: una alegoría demasiado perfecta... y un desequilibrio espiritual claramente transitorio.
La democracia es el gobierno de una minoría de astutos elegidos por una mayoría de necios. Tiene aura de religión. Se supone intrínseca al ser humano y su forma de organización natural. Se reconoce a un agnóstico demócrata porque al hacer pública su condición, las personas cercanas hacen aspavientos y llevan sus manos a la cabeza.
Se dice que alguien es un buen escritor cuando sus erratas pueden pasar por neologismos.
Veo a dos jugadores sobre el césped luchando por la posesión del libro. Los idealistas van ganando a los realistas. El árbitro, del colegio escéptico, ha pitado cuatro sofismas y tres paradojas. Ha sido expulsado un jugados realista por acumulación de nihilismo.
Los libros de autoauyuda nos proponen algo muy sencillo: dominar nuestra voluntad con nuestra propia voluntad. Voluntad al cuadrado es la suma del cerebro cuadrado de los catetos.